Escenario

De los discursos de odio a la agresión política: crónica de una violencia anunciada

El intento de asesinato a Cristina Fernández de Kirchner fue el punto más alto de una escalada violenta que en la provincia viene acumulando varios episodios. ¿Qué respuesta puede dar la política a este problema?

Por Juan Vera Visotsky



Pintadas escrachando un mural de la noche de los lápices en Quilmes, un centro cultural en La Plata que reivindica el supremacismo, bombas en Bahía Blanca, perfomance violentas con el Kirchnerismo en Olavarría. La escalada violenta que está viviendo el país tuvo prólogos en varias localidades de la provincia de Buenos Aires que dibujan un panorama en el que el fallido magnicidio cobra sentido.

Durante el 2021 en Bahía Blanca hubo nada menos que tres casos de violencia política con explosivos que de milagro no se llevaron ninguna vida: una bomba explotó en el local del Frente de Todos Ateneo Néstor Kirchner en mayo; una molotov que fue arrojada sobre la casa de la referenta mapuche local Olga Curipan (en octubre) y un artefacto explosivo colocado en el domicilio del director de la región sanitaria I, Maximiliano Nuñez (en enero de este año=. Todos estos actos tuvieron la particularidad de haber dejado folletos de autoría de grupos que firmaron con leyendas del estilo “Dios y patria o muerte”. Las investigaciones por estos casos siguen su curso y aún están impunes los autores materiales e intelectuales.

Recientemente en una escuela privada de Olavarría se registró una perfomance en la que unos estudiantes profesaban palabras de odio contra la vicepresidenta, arrojando polenta y cajas de vino a sus militantes, a los que trataron de “planeros” y “negros de mierda”. El caso del “Centro Cultural Kyle Rittenhouse” (CCKR) de La Plata tuvo otras particularidades, ya que su fundador fue declarado “inimputable” por la justicia y luego enviado al centro de salud mental de Melchor Romero de esa localidad.

En diálogo con NuevaBA el secretario de la Comisión Provincial por la Memoria, Roberto Cipriano Garcia reflexionó que “no es q sea nueva la violencia política en el país” pero que ciertamente “esas ideas de ultraderecha hoy tienen legitimidad que antes no tenían”. “Hoy hay un caldo de cultivo por una disconformidad con la política producto de la desigualdad socioeconómica que algunos lo usan políticamente”, agregó el vocero del organismo que dirige Adolfo Pérez Esquivel.

En la CPM han indagado si hay hilos conductores entre los atentados de Bahía Blanca, los escraches en Quilmes y el atentado a la vicepresidenta sin haber encontrado por el momento ningún indicio que de pauta de una organicidad de estos casos. “Si es cierto que hay un aparato estatal o paraestatal en la provincia que lesiona la actividad democrática y que tiene que ver con las prácticas de la policía bonaerense y el espionaje ilegal sobre todo en el gobierno anterior”, expresó Ciprano en referencia a los recordados casos de escuchas ilegales durante las gestiones de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal.

Para el referente de derechos humanos hay que poner el ojo en dos cuestiones para dar respuesta a esta problemática: “Por un lado hay una desigualdad que es cada vez más grande y violenta a la que la política no está dando respuesta y es caldo de cultivo para que emergan los discursos de odio”; mientras que por otro lado “las dinámicas que proponen las redes sociales hay que estudiarlas también”.

“Hoy desde las redes se pueden difundir y organizar grupos de odio de una manera que antes no se podía, además de la existencia de trolls. Eso hay que abordarlo de alguna manera”, agregó.

“El desafío es como logramos que la sociedad genere otra forma de vincularse, qué hacemos con nuestra democracia. El punitivismo nunca va a resolver nada, aunque si es correcto que se señale a funcionarios públicos y personas con responsabilidades institucionales que aboguen este problema” completó Ciprano.


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