JUICIO

Comienza el nuevo juicio a un policía acusado por el crimen de Natalia Melmann

El acusado, ex policía de la bonaerense, está imputado por el delito de "privación ilegítima de la libertad agravada por el uso de violencia, abuso sexual agravado por acceso carnal y por la participación de dos o más personas y homicidio agravado por la participación de dos o más personas y criminis causa".


El ex sargento de la policía bonaerense Ricardo Panadero, cuarto efectivo acusado por el crimen de la adolescente de 15 años Natalia Melmann, ocurrido el 4 de febrero de 2001 en la localidad balnearia de Miramar, será juzgado nuevamente a partir de hoy martes en la ciudad de Mar del Plata, luego de que el Tribunal de Casación Penal provincial anulara el fallo en el que resultó absuelto en un primer juicio y ordenara la realización de uno nuevo.
 
Panadero está imputado por el delito de "privación ilegítima de la libertad agravada por el uso de violencia, abuso sexual agravado por acceso carnal y por la participación de dos o más personas y homicidio agravado por la participación de dos o más personas y criminis causa".
 
Se trata del cuarto policía acusado por el crimen que conmocionó a Miramar y al país en la temporada de verano 2001, pero su caso no formó parte del juicio en el que los otros tres -Oscar Echenique (63), Ricardo Anselmini (55) y Ricardo Suárez (60)- fueron condenados a prisión perpetua, en septiembre de 2002, porque fue sobreseído antes.
 
Una resolución de la Suprema Corte provincial revocó sin embargo ese sobreseimiento y en julio de 2018, 17 años después del hecho, Panadero fue juzgado por el Tribunal Oral en lo Criminal 4 marplatense, y resultó absuelto de manera unánime por los jueces Juan Manuel Sueyro, Fabián Riquet y Jorge Peralta. Los magistrados consideraron que a lo largo del debate oral no pudo acreditarse la acusación y que "no se probó su coautoría en los hechos".
 
El fallo fue apelado por la Fiscalía General marplatense y por la fiscal de juicio, Ana María Caro, por entender que "existió una apreciación incorrecta del material probatorio" y que "se prescindió de elementos relevantes".
 
También recurrieron la absolución los padres de la víctima y su abogado, Federico Paruolo, al considerar que "se realizó un análisis sesgado y arbitrario de los elementos probatorios", en especial de una prueba de ADN realizada sobre un vello púbico hallado en el cuerpo de la menor, que indicó que "se detectó compatibilidad con el análisis correspondiente a Panadero".
 
A partir de estos recursos, el 13 de noviembre de 2019, la Sala III del Tribunal de Casación Penal bonaerense anuló la absolución y ordenó la realización de un nuevo juicio, cuyo inicio fue programado finalmente para el próximo 2 de mayo.
 
En este nuevo proceso, el TOC 4 estará conformado por los jueces Néstor Conti, Mariana Iriani y Juan Galarreta. La fiscal es nuevamente Caro y los abogados Paruolo y Yamil Castro Bianchi intervendrán en calidad de particular damnificado, en representación de Gustavo Melmann y Laura Calampuca, padres de Natalia.
 
Las audiencias se desarrollarán desde las 9 horas en el sexto piso de los tribunales marplatenses y está previsto que se extiendan al menos durante cuatro jornadas consecutivas. Fuentes judiciales indicaron que declararán entre dos y cinco testigos cada día, entre ellos los padres de la menor, y que los alegatos de cierre de las partes podrían realizarse el viernes o el lunes siguiente.
 
Familiares y allegados de la víctima anunciaron por su parte que se concentrarán en las inmediaciones de los tribunales para seguir el desarrollo del juicio y pedir que Panadero sea condenado a prisión perpetua.
 
El crimen de Melmann ocurrió el 4 de febrero de 2001 y provocó la reacción de la comunidad local, que realizó múltiples marchas para pedir por el esclarecimiento del caso y produjo incluso un impacto político: el entonces presidente, Fernando de la Rúa, se reunió pocos días después con los padres en Miramar.
 
Según se estableció en el juicio en 2002, la víctima fue obligada a subir a una camioneta policial y llevada a una casa en el extremo sur de Miramar, donde "fue accedida carnalmente", y luego, "con el inequívoco propósito de procurar la impunidad de la agresión sexual", fue estrangulada con un cordón de sus zapatillas. Los tres policías condenados a perpetua trasladaron luego el cuerpo al vivero Florentino Ameghino, donde fue hallado semienterrado cuatro días más tarde.



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