OPINIÓN

Hacer el foco en la palabra clave: machismo

La enorme movilización generó debates, preguntas, cuestionamientos. Nos obligó a muchas a pensar cómo se explica el machismo. Y resultó más fácil de lo que parecía: todas tuvimos miedo alguna vez sólo por caminar por la calle.

“Como periodista, venía dándole espacio al tema. Tenía un trabajo personal. Pero hay algo que te mueve desde otro lugar y tiene más que ver con el activismo. La necesidad de poner el cuerpo. De estar. Y de estar con otros.” Esto le dije a Paula Rodríguez cuando me entrevistó para el libro #NiUnaMenos. Sigo creyendo en la necesidad de poner el cuerpo y de reclamar. Y de no sacar el foco de la palabra clave que es machismo. Porque Ni Una Menos es un movimiento contra la violencia machista. El 3 de junio de 2015 no fue una reacción impotente frente a los femicidios. Sirvió para explicar que el femicidio es el punto más trágico, visible e irreparable de una cadena a veces muy invisible de violencias. La enorme movilización generó debates, preguntas, cuestionamientos. Nos obligó a muchas a pensar cómo se explica el machismo. Y resultó más fácil de lo que parecía: todas tuvimos miedo alguna vez sólo por caminar por la calle. Muchísimos varones, feministas, interesados, se sorprendieron con las historias de las mujeres de su entorno más cercano: “Sí, una vez me mostraron el pito en una plaza”, “Sí, claro que me apoyaron en el subte”, “Sí, todos los días pienso en qué ponerme para que no me digan groserías”, “Sí, tuve miedo de que me violaran”, “Sí, mi jefe me dejó sin tareas porque no respondí a sus insinuaciones”… La lista es interminable, pero deja entrever la multiplicidad de dimensiones del problema.

Haber provocado estas conversaciones es lo más valioso y trascendente de Ni Una Menos. Las políticas públicas son fundamentales. No se trata de evitar la exigencia y el reclamo a los poderes del Estado. De hecho, a un año del enorme acto, hay más de un reclamo pendiente: no se anunció el Plan Nacional de Acción para prevenir, erradicar y sancionar la violencia hacia las mujeres; no se empezó a instrumentar la ley de patrocinio jurídico gratuito; no hay perspectiva de género en la composición de la Justicia ni en muchos de sus fallos; no existe protección para los hijos de las mujeres asesinadas; no se implementó el monitoreo electrónico para asegurar que los violentos no violen las restricciones de acercamiento que impone la Justicia; siguen muriendo mujeres por abortos clandestinos; no existe capacitación ni sensibilización en las fuerzas de seguridad; en varias provincias, no hay programas que asistan, protejan y acompañen a mujeres víctimas de la violencia machista; y no está garantizada la educación sexual integral con perspectiva de género en todas las escuelas del país. Otra larga lista que podría seguir. Por eso volvemos a poner el cuerpo este 3 de junio en el Congreso.

Pero no es suficiente. Porque el proceso de poner el cuerpo implicó reflexionar mucho. Revisar la historia personal. Pensar en lo que les transmitís a tus hijos. Preguntarme por qué, si nunca sufrí violencia física, el tema me interpela tanto. Qué hay en mi vida, en la de la gente que tengo alrededor. Y activar.

En marzo de este año, Martín Romeo hizo una encuesta en Twitter. Preguntaba a mujeres y varones si alguna vez habían tenido miedo de ser violadas o violados. La inmensa mayoría de las mujeres respondió que sí. La inmensa mayoría de los varones, que no. Él mismo se espantó con las respuestas. Porque si bien el resultado es muy sesgado (por su timeline, por la red), le hablaba de algo que muchas de nosotras dábamos por descontado: todas tuvimos miedo alguna vez de ser violadas.

Entonces sumamos esfuerzos y este 3 de junio, cuando se cumpla un año desde la convocatoria que llenó plazas y calles de todo el país, lanzamos algo bastante ambicioso: el Primer Índice Nacional de Violencia Machista. El título de la campaña es “Argentina cuenta la violencia machista”. Trabajamos colaborativamente con especialistas de diferentes disciplinas y armamos un (largo) cuestionario que incluye preguntas sobre las distintas violencias (social, física, psicológica, obstétrica, simbólica, económica, sexual, reproductiva, filiar). La pretensión es que sea respondido por la mayor cantidad posible de mujeres de todas las edades, niveles socioeconómicos y educativos, regiones, provincias y lugares de residencia.

El cuestionario estará disponible durante 90 días en la página niunamenos.com.ar y en el subdominio contalaviolenciamachista.niunamenos.com.ar. Es anónimo, múltiple choice y se podrá responder por etapas.

Cuantas más mujeres respondan, más representativo será el índice. Porque, otra vez, volvemos a gritar Ni Una Menos y dibujamos el mapa de las violencias cotidianas de las argentinas.