MAR DEL PLATA

“Ellos le arrebataron la vida a Lucía, son ellos los que tienen que tener miedo”

La madre de Lucía Pérez, asesinada el 8 de octubre de 2016 y cuyo juicio comienza hoy, habló con Nueva BA y contó cómo llegan a esta instancia judicial. Amenazas con armas y peritos sin matrícula, son algunas de las experiencias que tuvieron que pasar como familia.

Por Leila Lobos

Marta Montero ya no es la misma. Un “tsunami” pasó por su cabeza el 8 de octubre de 2016 cuando Matías Farías, Juan Pablo Offidani y Alejandro Maciel asesinaron a su hija Lucía. “Somos una familia de trabajo” y “ellos compran voluntades con poder y dinero”, explica Marta y describe una historia que se repite: hijos del poder asesinando a una mujer.

En diálogo con Nueva BA, Marta relató cómo fueron estos últimos años después del “tsunami”, las trabas judiciales, las amenazas a su familia y las traiciones que existieron en el camino. Sin embargo, esta historia también está hecha de abrazos de otras mujeres, de un paro nacional que puso el caso en el centro de la escena y sobre todo de una madre que no claudica. Una madre que no retrocede ni cede, que avanza y se convierte en lucha y organización. ¿Será que el poder judicial marplatense estará a la altura de esta madre?

¿Qué expectativas tienen frente al juicio que comienza hoy?

Han sido dos años durísimos pero esperamos este debate con paz y tranquilidad, que es lo que necesitamos para que salga la verdad sobre lo que le hicieron a Lucía. En estos dos años nos pasó de todo. Más no nos podía haber pasado pero lamentablemente este tipo de gente se maneja de esta forma. Se creen que pueden amedrentar a las familias, creen que las personas son descartables, que pueden cosificar a una mujer y hacerle lo que quieran y que nadie diga nada. Y con nosotros se equivocaron mucho.

Nosotros somos una familia de bien, una familia organizada. Nadie iba a poder decir, como se suele hacer, que la familia tiene la culpa. Siempre quieren buscarle la quinta pata al gato. En nuestro caso, quisieron buscar pero no encontraron nada. Nosotros somos una familia de trabajo, como fuimos siempre. A Lucía la criamos como criamos a (su hermano) Matías, de la mejor manera, siempre trabajando, siempre luchando para que ellos pudieran estudiar, para que pudieran salir adelante. Esa fue nuestra vida. ¿Quién nos puede venir a endilgar algo a nosotros? Nadie.

¿Cómo fue la relación con la justicia en estos dos años?

Tuvimos muchas trabas. Hubo de todo. Hasta llegó a haber un perito que no tenía ni matrícula. El primero que vio nuestra causa después se fue a la vereda de enfrente. Se llegó hasta esa bajeza, a esa miseria del ser humano. El perito vino a ver nuestra causa y después se fue a la vereda de enfrente a defenderlos a ellos. La primera abogada estuvo tres meses y después se fue a la Justicia Federal. Esa primera abogada fue la que trajo al perito. Era amigo de la familia de ella, un perito de total confianza. Nosotros estábamos en un mar, con nuestra cabeza en una especie de tsunami. ¿Cómo podíamos desconfiar de ella? La abogada se va y a los cinco días el perito se presenta en la fiscalía para decir que era perito de parte de los imputados. Revisó toda la causa, sacó información y se fue. Hasta eso pasamos.

¿Están conformes con el nuevo abogado?

Sí, es una persona de confianza, de buen nombre y honor. No tenemos ningún problema con él. Nosotros queremos llegar a la verdad y sabemos que del otro lado hay mucho poder y mucho dinero. Van a comprar cuanta voluntad sea. Esto es así, de manual. ¿De qué nos vamos a asustar? Si esto pasa en la vida. “¿Cómo yo, hijo del escribano, tengo que estar preso y pagar una condena?”, pensará. Te cosifican de tal manera, a tu hijo, hija o quien sea, que sos una cosa para ellos, entonces creen que pueden hacer cualquier cosa con vos y que pueden caminar por la vida gratuitamente sin que pase nada, porque el poder y el dinero los llevan a decir: “Acá zafamos todos”.

Con nosotros se equivocaron porque vamos a mover hasta las baldosas para que se haga justicia por Lucía. Van a pagar por lo que hicieron. Ellos la sacaron viva a Lucía de mi casa y la llevaron muerta a un centro de salud donde no había ni médicos. Eso se va a ver en el debate, qué es lo que pasó desde las 10 de la mañana, cuando la sacan de mi casa, hasta las tres de la tarde.

¿Qué condenas piden?

Pedimos perpetua para los tres, porque todos son cómplices de un femicidio.

El caso de Lucía fue el puntapié para el paro de mujeres, ¿creés que el hecho de que las organizaciones y los movimientos feministas se hayan involucrado aporta a que se sepa la verdad?

Claro que suma. Que sepan que los familiares no estamos solos, que detrás nuestro hay muchas más voces. Porque ellos se aprovechan de la vulnerabilidad de las personas, de que vos te tenés que levantar y seguir después de este maremoto que pasó en tu casa, en tu vida, en tu entorno. Ellos se aprovechan de eso. Si vos no tenés resto, si no tenés resiliencia para poder seguir, te quedás en esto. Acá no van a hacer lo que ellos quieran.

Y nosotros como familia obviamente vamos a apuntar a las otras familias, para que el poder judicial vea que no estamos solos. Hay organizaciones, está las multisectoriales de Mar del Plata y de General Alvarado, hay movimientos de mujeres. Hay mucho apoyo, gracias a Dios. Nos va a acompañar la mamá de Ángeles Rawson; ella también la pasó, vivió lo mismo que nosotros, tuvo el mismo dolor. También recibimos el apoyo de la mamá de Natalia Melmann, de Analía Aros. Nos hemos unido todas. Sólo nosotras sabemos lo que es este dolor.

Tienen que pelear contra un monstruo gigante…

Lo que pasó es un antes y un después en la vida de un ser humano. Te puedo decir que no hay nada que me asuste. Yo ya no veo un monstruo delante, sólo veo un camino que tengo que seguir, una luz que me lleva a seguir, pidiendo justicia para Lucía. Y la voy a conseguir. Yo no veo un monstruo, ni me interesa. Más dolor que el que me causaron con mi hija no me va a causar nada.

Estos monstruos con dinero y con poder no me interesan. Son seres humanos de segunda que existen en este mundo perverso, sólo los veo de esa manera. Han tenido el descaro de amenazarnos, de vigilarnos desde la esquina con autos de alta gama. Nos han roto el vidrio de afuera. Nada me da miedo. Que hagan lo que quieran. Un día pasaron con un revólver y lo amenazaron a mi marido. Yo ya no le tengo miedo a nada, estoy más allá del bien y del mal.

Después de esto no le tenés miedo a nada. Si viene el tren, lo encaro y salgo ilesa. Que nos tengan miedo ellos a nosotros, se tienen que revertir las cosas. Acá nosotros no le hicimos mal a nadie, lo único que hicimos fue trabajar, luchar y criar a los hijos. Ellos fueron los que le arrebataron la vida a Lucía, son ellos los que tienen que tener miedo y estar preocupados por lo que les va a pasar. Yo no estoy destruyéndole la vida a nadie. Ellos me la destruyeron a mí, me mataron a una hija. Estos energúmenos buscaron eso. Lucía no buscó nada, sólo fue una víctima.


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